Los gases utilizados como agentes reductores pueden reducir los compuestos metálicos a sus formas elementales, lo que los hace esenciales en la producción de diversas materias primas metálicas. En general, cualquier gas que pueda oxidarse se considera un "gas reductor", como el hidrógeno (H2), el monóxido de carbono (CO), el sulfuro de hidrógeno (H2S), el metano (CH4), y el monóxido de azufre (SO). En particular, el hidrógeno (H2) es crucial en situaciones especiales, como la reducción de los óxidos de tungsteno y molibdeno, donde solo el hidrógeno (H2) puede producir metales de la más alta pureza.
- Hidrógeno (H2)
- Monóxido de carbono (CO)
- Monóxido de azufre (SO)
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